Se abrió la puerta.
Entró ella.
Nadie la miraba, sólo él.
Todos hablaban y bailaban, mientras ella se hacía paso en la pista.
Sus miradas se encontraron.
Él la observaba con emoción.
Ella...con superación.
Entonces pasó. La cogieron de la cintura y comenzaron a bailar una balada.
A él, que la observaba, se le quedó el semblante pálido, triste, humillado, una lágrima cayó sobre su mejilla.
Entonces entendió que había perdido a la flor más bonita del lugar.
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